Church of Euthanasia

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cannibalism · sodomy

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SAVE THE PLANET
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Salva el planeta y ¡suicídate! Los suicidas de Barcelona

Doctor Peligro

Exterminio selectivo, eutanasia activa: primero los estúpidos y los políticos. Suicidios en masa, barbacoas de fetos humanos o piquetes ante los Bancos de Esperma, así es la Iglesia de la Eutanasia (su única regla es «No procrearás») de la polémica trans vegana Chris Korda, que en 2001 visitó Barcelona y trajo el escándalo a Las Ramblas

Una docena de personas marchan por Las Ramblas de Barcelona llevando pancartas en las que se lee «Salva el planeta y ¡suicídate!» mientras gritan eslóganes como «¡Cómete un Feto Marica por Jesús!», «¡Coños, libres de Esperma para la Tierra!» o «¡Curas Pedófilos de por Vida!». Los transeúntes no saben qué pensar ni tampoco decir. Parece ¿arte? Pero no lo es, no puede serlo, aunque luego se coloquen en las inmediaciones del Centre D’Art de Santa Mònica y todo parezca más ¿coherente? Tampoco. Es el año 2001, la época de la llegada a nuestro país de una forma más o menos masiva de la guerrilla de la comunicación, las acciones de Luther Blissett, las ediciones de los textos y manifiestos situacionistas y letristas de la mano de Literatura Gris (Luis Navarro a la cabeza, antes en el histórico fanzine Amano), Yo Mango, y un sinfín más de grupos, grupúsculos, publicaciones y acciones antiarte. Entre todo aquel mundo un nombre brillaba por encima de todos, el de Chris Korda, enemigo del humanismo, auténtica bestia y la pesadilla para los grupos provida que, en varias ocasiones, la vieron aparecer megáfono en mano y con su sonrisa eterna mientras llevaba una de sus provocadoras pancartas: «Cómete un feto marica por Jesús».

[Korda y sus seguidores se manifiestan por Las Ramblas de Barcelona]

Korda, como líder de la Iglesia por la Eutanasia (LIDLE en sus siglas en inglés), defendía el suicidio en masa. Controlar la natalidad a punta de fusil. Prevenir el apocalipsis venidero por medio del asesinato selectivo y el canibalismo. El exceso de población solamente podía ser resuelto así, al tiempo que hacía oposición a la cultura de la procreación. Sus performances de desprecio a la humanidad incluía barbacoas en las que supuestamente degustaban carne humana, montaban barbacoas de fetos o piquetes ante las oficinas del Banco de Esperma en las que ella y su séquito (un extraño y pequeño ejército de radicales a medio camino entre el arte y el mundo de las sectas) «amenazaban» a los visitantes con un enorme pene de goma.

Contaba todo esto en su fanzine Snuff It. Sus acciones no eran multitudinarias. Costaba buscar adeptos que jugasen con imágenes de campos de concentración, fetos y cruces. Tampoco tenía mucha audiencia entre la tradicional izquierda, a la que también señalaba como cómplice. Durante una entrevista concedida a Álex Balaclava en su paso por Barcelona afirmó que sus enemigos eran principalmente los «izquierdistas, sobre todo los del tipo de hippies no violentos que montan estos disturbios antiglobalización. Cada vez que la LIDLE aparece en una manifestación izquierdista, los hippies intentan hundirme. No violentos… ¡Y una mierda! Esta gente pide la conformidad total: es terrorífico. Los Derechistas pueden ser igual de peligrosos, pero normalmente son menos hipócritas a ese respecto». Su exterminio, no obstante, sería planificado. Los idiotas y los políticos caerían primero: «Si tuviera ese poder no me dedicaría a dar por culo. Liberaría un virus que se propagara por el aire que solo matara humanos, con una segunda emisión unas semanas después para acabar con los políticos y los generales una vez que hubieran salido de sus búnkeres», afirmó a Balaclava.

Otros activistas de la Iglesia de la Eutanasia, como Vermin Supremo afirman que «Por supuesto que somos serios, pero el humor en la Iglesia es innegable. La respuesta de la Iglesia ante el colapso de la sociedad industrial es crear un espectáculo dadaísta y llevarlo a las calles, ante las narices de todos. Esto nos distingue, en gran parte, de los demás. Hay tantos cultos para elegir, ¿con cuál te vas a quedar tú?»

Korda (hijo de Michael Korda, editor jefe de Simon & Schuster y nieto de uno de los artífices de la industria cinematográfica británica) aparecía en manifestaciones, carteles, publicaba su propio fanzine. Y nos visitó en aquel año invitada por el Centre D'Art de Santa Mònica, dentro de la exposición Trans Sexual Express Barcelona 2001: Un clàssic per al tercer mil·lenni, comisariada por Rosa Martínez y Xabier Arakistain. Al mismo tiempo, actuó en el Sónar. Korda se puso tras una mesa de mezclas y ofreció su música tecno que es como el brazo musical de su Iglesia, con temas como «Save The Planet, Kill Yourself» y «Six Billion Humans Can't be Wrong», entre otros.

Sin embargo, como era de esperar, su paso por el mundo museístico fue polémico: la acción callejera hizo que El País o El Mundo, entre otros medios, recogieran sus manifiestos y proclamas y al poco tiempo de inaugurarse la exposición varias de sus obras (seis fotografías y un vídeo, así como un gran cartel de la artista británica Tracy Emin) fueron retirados. Cuando la comisaria de la exposición y el propio Korda montaron en cólera ante la censura, Josep Miquel García, director del Centro, afirmó que habían recibido un aluvión de quejas por parte de visitantes que consideraban las obras como pornográficas, insultantes y violentas. Ni los alemanes, según Korda, se habían sentido tan ultrajados: «He encontrado una audiencia receptiva a mis ideas en Alemania y, hasta cierto punto, en España. La ausencia de nacionalismo en la posguerra alemana puede ayudar a explicar por qué a los antihumanistas se les toma en serio allí; para una generación que creció avergonzada de ser alemán, avergonzarse de ser humano no es un salto tan grande. Acerca de España, no estoy muy segur@; posiblemente sea debido a los siglos de represión católica, y las ideas anarquistas que brevemente florecieron durante la Guerra Civil. En cuanto a América, la portada desestimada de Six Million... nos da un claro ejemplo. La foto me muestra tumbad@ dentro de uno de los hornos del campo de concentración de Dachau. La foto no pudo ser usada en Alemania, pero en América no supondría ningún problema: la mayoría de los americanos son tan ignorantes en cuestiones de historia que se creerían que es un horno para pizzas». Korda siguió con sus acciones y activismo. En 1995, por ejemplo, había iniciado la campaña «Unabomber Presidente». Barcelona aún la recuerda. Mientras tanto, Korda invitaba a bailar su pieza «Fleshdance», sin lugar a duda la primera oda en clave electrónica al canibalismo.

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